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Las dos Vidas de Sophie

  • Writer: Cathy Rubinos
    Cathy Rubinos
  • Feb 23, 2014
  • 2 min read

Disculpen las oraciones largas, pero es que la idea es que se pueda leer oración por oración, de arriba para abajo y de abajo para arriba.

Las dos vidas de Sophie

Podía sentir el pie húmedo después del baño,

Así como el cabello seco en la noche de verano.

Podía sentir el capuchino sin azúcar de los días grises.

Podía. Gracias a ti.

Sophie se encuentra contenta, feliz, no sabe porqué; a pesar de sentir su deficiencia física se encuentra contenta. Quizá porque sabe que alguna vez estuvo peor en su mente, quizá porque sabe que es mejor sentirse contenta. Está a punto de emprender un viaje interno y encontrar cuáles son los órganos que más le molestan de su cuerpo; luego, hacer un viaje aún más interno y encontrar sus amores y sus otros demonios. Sin embargo, Sophie está simplemente, feliz.

Sophie se encontraba manejando en dirección a la casa de Eduardo; manejaba con cuidado, tenía pánico a los accidentes pues el último casi la mata, la había dejado respirando por un aparato por mucho tiempo. Uno de aquellos casos que nadie entiende, casos que podrían haber sido designios de Dios o que tal vez, simplemente pudo haber sido un descuido, un estornudo divino. El celular de Sophie empieza a sonar, mira y se da cuenta que es su novio, Eduardo; feliz, emocionada y con toda la ilusión que tiene un niño al ver a su primer amor, contesta el teléfono, saluda con cariño, escucha la voz de Eduardo que le pide que voltee, que la está mirando desde atrás… Sophie, mientras volteaba y sonreía, ve una luz intensamente blanca, y pierde la visión, pierde el control, pierde la noción…

Sophie le ha dicho muy bajo a Eduardo que lo ama, le ha dicho que estaba esperando el momento de por fin tenerlo entre sus brazos, que considera que él no tiene alas porque se acabaron en el cielo, pero que ya vería cómo pronto se las daban. Cuando llegaron al hospital, Eduardo inmediatamente le confesó que tenía que decirle los secretos que su corazón guardaba, quería contarle las múltiples noches que soñó con ella; quería contarle que se había enamorado. Pasaron muchos días y Eduardo estuvo al lado de Sophie todo el tiempo y siempre se veían en el hospital.

Sophie, ahora, está más tranquila, pues el médico que la ve, es muy amable con ella; acaba de venir a visitarla y le ha traído un ramo de rosas, le ha explicado que va a mejorar. Ella, ha pasado por momentos imposibles, por ratos de infinita quietud, desesperanza y soledad. Finalmente, Sophie ha despertado después de varios días, a penas siente las piernas, no las puede mover; pero por lo menos escucha, es consciente de que siente y recuerda… recuerda… recuerda y llora.

Sophie… - Pregunta al enfermero por su nombre - Eduardo, el médico de turno, cree que no sobrevivirá la mademoiselle que acaba de llegar y piensa que es una lástima porque tiene el rostro muy pulcro. Ella, ha sido traída por una señora que caminaba por el lugar del accidente. Dicen que ha tenido un accidente vehicular. Ha llegado al hospital una mademoiselle de emergencia.

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